jueves, 17 de enero de 2013


"Cada árbol, cada planta, tiene un espíritu. La gente puede decir que una planta no tiene la mente. Yo les digo que una planta está viva y consciente. Una planta no puede hablar, pero hay un espíritu en ella que es consciente, que todo lo ve, que es el alma de la planta, su esencia, lo que lo hace vivo. Siento un gran dolor cuando se queman los árboles, cuando se destruye el bosque. Me siento dolor porque sé que los seres humanos están haciendo algo muy malo. Cuando uno toma una ayahuasca algunas veces puede oír cómo los árboles lloran cuando van a ser talados. Ellos saben de antemano, y lloran ".

(PABLO AMARINGO, Pintor y curandero Amazónico).

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