lunes, 21 de enero de 2013


“Deja de querer ser lo que no eres.
Tus miserias, tus miedos y tus defectos son perecederos.
No les otorgues mayor importancia que a las nubes que pasan.
Sólo son eso. Nubes.
No busques la perfección.
... Quien busca la perfección se condena a la angustia y a la culpabilidad perpetua.
Deshazte de tu pasado y de todas las emociones que perturban tu clara visión.
Si yo pudiera desnudarte de todo lo que te ensombrece,
qué bella serías!!
Pero no puedo, no soy el viento.
Sólo él sabe disipar las nieblas”.

(“Las siete plumas del águila”).

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