miércoles, 23 de enero de 2013


La absenta: la musa de los artistas

Una onza de absenta, un terrón de azúcar y una medida de agua fría (dependiendo de la audacia del bebedor) bastan para llevarnos al parnaso y hacernos olvidar los problemas mundanos con un fuerte olor a alcohol. Hace unas pocas semanas pude probar por primera vez el enérgico sabor de la absenta en la casa de un buen amigo, poeta él, quien consiguió la botella c...omo regalo de un poeta sueco. No puedo decir que me pareciera un trago extraordinario y, la verdad, no me dio para probar con el licor más allá que la ingesta de una sola copa, pero aquella bebida tenía algo místico, algo muy particular, pues era el licor preferido de los artistas del siglo XIX y, de cierta manera, me resultó más que interesante poder libar el sabor amargo de la bebida que de tan mala fama por sus efectos fue proscrita hasta convertirse en un licor de culto.

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