miércoles, 9 de enero de 2013

La Luna ha sido venerada y relacionada con piedras sagradas especiales desde hace miles de años.
Tradicionalmente, las piedras blancas se asocian a la Luna creciente y llena y las piedras negras u oscuras a las fases menguante y nueva.
Ciertos cristales poseen una resonancia favorable a las energías sutiles y serenas de la Luna. Estos cristales le ayudan a sintonizar sus vibraciones con las de ella, induciendo de este modo sueños más definidos, un despertar clarividente, percepciones más intensas y entendimiento emocional. Algunos cristales lunares tienen un efecto equilibrador del ciclo menstrual, de los sueños y de las emociones.

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