“Todo lo que no se ve, no existe”. Esta es una premisa que nos graban a fuego desde que nacemos. Incluso cuando de niños podemos ver el mágico y resplandeciente mundo invisible que nos rodea, nuestros propios padres nos dicen que son fantasías y que las olvidemos, pues no son prácticas. No es de extrañar entonces que la magia sea desterrada de nuestras vidas a edad muy temprana. Para colmo de male...s, esta premisa se apuntala con el limitado y limitante “método científico”, que nos dice que nada que no se pueda demostrar existe. Pero me pregunto cómo podría alguien medir en un laboratorio el amor que sentimos hacia nuestra pareja, hacia un amigo, un hijo, un animal, un bosque… No se puede medir, no se puede demostrar en un laboratorio pero no por ello es menos real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario